miércoles, 15 de agosto de 2012

Sorpresa

A veces, cuando la inspiración llega y la musa está menos remolona que lo de costumbre, le escribo a Chico Cerámica una carta de amor.
Ya llevo varias.
En general, son cartas mas o menos melosas, donde le digo lo mucho que lo amo, y habitualmente hay referencias al sexo.
Chico Cerámica se muestra encantado cada vez que recibe una carta. Por eso sigo escribiendo. Pero, lo cierto es que él, si bien acusaba el recibo, nunca respondía a su vez, con otra carta de amor.
Y si mirás la parte en pasado, ya entendés, querid@ lector/a que hoy, mi hombre hermoso, respondió mi carta de amor.

Me dejó embobada media jornada, releyendo a cada instante la carta. La leí tantas tantísimas veces que todavía no entiendo cómo no la memoricé. El amor, mas que ponerlo a uno ciego, lo pone idiota, olvidadizo, distraido... No me importa, mas bien, todo lo contrario. Me encanta releer la nota y caer una y otra vez en esa sensación de idiotez, donde sonrío al monitor, se me humedecen los ojitos y se me cierra la garganta.

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