Me cuesta horrores dormir sola.
Di vueltas hasta las 2 am, probablemente mas, porque esa fue la última vez que miré el reloj.
Me muero de frío, me abrigo y muero de calor. Y siempre, los pies helados (con frío, con calor...)
Las almohadas son duras o demasiado blandas o no se adaptan como quiero.
Las sábanas se me enredan en el cuerpo. Doy vueltas de un lado a otro y desarmo la cama.
Cada ruido me sobresalta y se me llena de fantasmas la casa.
Corro a cerrar la puerta con llave, y otra vez. Y a bajar la persiana.
Busco el aroma de mi hombre, el perfume que pudo haber dejado entre las mantas, lo busco con la nariz y con la piel.
No puedo, ni quiero, dormir sin él.
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