martes, 30 de junio de 2009

Que noche la de anoche!

Anoche soñé que era una chica muy flaquita. Vivía en una casa de esas ferroviarias, antigua, de dos plantas. Quedaba en una calle o una cortada donde había muchas casas así. Todas iguales, cuadradas, blancas hasta el infinito.
Resulta que yo vivo ahí, pero necesito alquilar un cuarto para tener plata. Entonces viene un chico a mirar la casa (a veces soy el chico, a veces soy la chica, por eso cambio de persona a partir de este punto). Ella le muestra la casa.
Abajo, la entrada da a una cocina comedor. Hay una mesa de madera rústica, una cocina que parece una cocina económica, pero es a gas, una heladera vieja y grande.
Esa cocina daba a un pasillo ancho, o mas bien un rellano donde hay dos puertas (esas puertas inmensas, anchas y altas). A la derecha, el baño.
El baño es enorme, cuadrado, frío. La única parte que tiene cerámicos (blancos y cuadraditos mas chicos negros) en el suelo. Reina una bañera inmensa, mohosa, de patas de león. Los azulejos están enmohecidos, el cielo raso no existe: se ven unas vigas mal cubiertas con unas maderas onduladas de humedad.
Y luego el cuarto que pretende alquilar ella. Las paredes se descascaran, se ven los ladrillos, el revoque caído de humedad. Una cama herrumbosa, un mueble desvencijado. Oscura, triste, fría.
Ella sigue mostrando la casa. En la cocina, una escalera angosta lleva al piso superior. Es un solo ambiente, mal dividido por el pozo que da al baño, que esta rodeado de una especie de balcón hecho de tablas y disimulado con unas mantas gruesas pero alegres.
Un sofá cama, una cama grande, como de hospital, cubiertos de mantas. Alguna ventana velada, el techo que se levanta y se ven las vigas de la estructura a dos aguas. Esa parte es cálida. Pero, en un rincón, ocupando bastante lugar hay jaulas con chinchillas. Muchas. Muchísimas. Ella las cría.
él le dice que abajo no puede vivir. Pero que necesita un lugar. Y que qué le parece a ella si dividen la planta de arriba con un mueble mas y entonces arman dos cuartos. Y llevan las chinchillas abajo.
Y así, empiezan a vivir juntos.
Y se llevan bien, y viven tranquilos y las chinchillas están abajo.

Pero un día ellos están arriba (ella lee, él no se que hace) se escucha un ruido.

CHiquichiquichiquichiqui....

Así, bajan, entran al cuarto de las chinchillas...
Y ahí lo notan. Hay chinchillas viviendo en las paredes. Se ve que se escaparon, se reprodujeron... y ahora no solo en las jaulas, sino dentro de las paredes comidas de humedad, comidas de chinchillas, y la pared se tambalea, el techo se desploma y salimos corriendo de ahí. él me toma del brazo, el polvo, la casa dejando un hueco de escombros entre las casas todas igualitas y nos vamos los dos, caminado, contentos.
Total, ahora que las chinchillas están muertas, somos ricos porque vendemos la piel.





A las 5 de la mañana, mi sueño termina, me despierto y puteo queriendo volver a dormirme sin lograrlo.





2 comentarios:

annayra dijo...

Esta bueno che... Alguien escribio algo parecido pero con un tipo de roedor extranio que criaban fuera de la casa... y ellos se quedaban sin nada. Me gusta mas el tuyo. Es calido ...

vico dijo...

si, es una mezcla bizzara entre Casa Tomada y ese de las chinchillas... Y eso que no leo hace mucho a Julito.