Y para el final del trabajo, el chango dice: ¿y cuanto me va a costar esto, maestra?.
"Carísimo", le respondo. Me sonríe de esa manera que ya le dije que tenga cuidado, no me escucha este chico. Y haciendo un esfuerzo realmente notable, le digo: "te voy a cobrar ver el trabajo pasado en limpio y con buena nota. Ahora andate de una vez que tengo sueño".
Soy roba cunas, si... Pero a la relación pedagógica no la ensucio.
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