domingo, 4 de septiembre de 2011

Charlas

Que bueno es tener amigos y amigas.
Cerca y lejos.
Acá, y abroad.

Me cago en el día del amigo. Aquell@s car@s a mi corazón, todos los días me tienen. Y todos los días l@s tengo.

Que noche la de anoche 32

Resulta que tengo un alumno bailarín, con una gran depresión y con su sexualidad indefinida. Resulta que en medio de la clase, decidimos salir a charlar durante el intervalo. Un grupito de alumnos y alumnas, amigos entre si, y yo.
Resulta que nos tomamos un colectivo, y pagamos 30 centavos. Pero nos quedamos mas tiempo. Entonces como nos bajamos mas adelante, en las chacras, pagamos 118 pesos el pasaje (nadie tuvo problema en pagarlo, aunque era tan caro)
Llegamos a ese lugar donde se ve que me llevaron antes. Son unas piscinas vacías, pero un lindo parque. El día esta hermoso. Hay varios grupos sentados alrededor de la piscina vacía. Encontramos un lugar y empezamos a hablar entre mate y mate, tratando de darle ánimos al deprimido.
Nos quedamos ahí hasta tarde. Muy tarde. Las chicas del grupo se reían de mí porque no sabía que atrás de ese lugar había un telo. - No conozco los telos de roca... que le voy a hacer -
El colectivo a la vuelta era igual de caro. Ahora, era un problema para mis alumnos (no para mi). Nos encontramos con otro grupo que se fueron en taxi. Nosotros esperamos el colectivo, porque nos iba a salir mas barato.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Te digo que lo leas

No me lo robo, pero te digo como llegar a este genial artículo que salió hoy en Página 12.
Porque este blog onírico no lo puede ignorar.
Y menos ahora que me voy encontrando con el sr. Borges. Muy despacio.

La Valija Mágica por Juan Forn

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-175858-2011-09-02.html

jueves, 1 de septiembre de 2011

Que noche la de anoche 31

Resulta que estoy con Peggy en la agencia de publicidad. Ella tiene un vestido bordó, que la hace un poco gorda. Mi vestido es gris, y el peinado alto. Estamos acomodadas en los sillones, dando vueltas algunas impresiones de avisos, y mordisqueando galletitas "club social". Con eso que tienen esas galletitas, esa sal por encima nos da sed. Hace calor, es verano en NY.
Y entonces, yo digo "cómo me gustaría tomarme un vermouth!" Y Peggy dice "y, si este trabajo no permite que una dama se pague un vermouth de vez en cuando, no vale la pena". Así que nos levantamos y nos acercamos al bar. Mejor dicho, a la barra, porque en el hall de las oficinas había una barra, y nos acomodamos en las banquetas altas, fijas al suelo. Y pedimos los tragos, que nos sirvieron enseguida. Un líquido naranja rojizo en vasos cortos y toscos, de vidrio. Hielo que no flota, sino que se acomoda en el fondo, y una ramita de canela.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Que noche la de anoche 30

El recorrido es largo. Primero colectivo. Después, subterráneo. Pero cuando estoy bajando para el subte me choco una vieja loca. Y cuando ya la perdí de vista, me doy cuenta que me quitó la plata. Por suerte me encuentro con un amigo, no se cuál, que me paga el pasaje. En el subte vamos la SNOB completa, con muchas otras personas. Sentados pero apretados: el subte es muy estrecho.
Las vías salen al exterior y allá vamos, una curva profunda. Cuando me bajo en la estación, veo claramente como un caballo y un perro de tamaño equiparable al equino corren, pasan la autopista, llegan hasta el puente elevado en el que me bajo. El recorrido es largo. Empiezo a caminar. El caballo se desentiende, pero el perro me mira llorando. Es ENORME. Entonces, me subo sobre él. Lo monto, en realidad, me acuesto sobre el animal, brazos y piernas colgando. Pero ojo, al revés: mi cabeza hacia la cola del bicho (una cola enorme y batiente). Pero no es problema, porque el animal se da cuenta y camina, lentamente, hacia atrás.
Atravesamos cientas de casuchas dispersas en la arena de la barda. El camino es en subida. Suenan a lo lejos los cascos del caballo que me sigue. Cuando veo que estoy cerca, me bajo del perro, que corre, libre, feliz, hacia la casa. Una casa enorme, blanca, un híbrido entre lo minimalista y lo colonial. Está trepada en lo mas alto de la barda.
Adentro, está fresco. Afuera el sol pega con fuerza. Dentro de la casa, tiradas en un sillón, algunas primitas postizas (la familia de acá) duermen a pierna suelta. Yo las veo niñas, pero seguro que salieron anoche.
Mi familia está afuera, en un parque que se desliza en pendiente hacia el río. Y no sólo mi familia, está también toda mi familia de acá. Ahora recuerdo: como tantas veces, decidimos pasar las vacaciones juntos, en esa casa enorme, blanca, a orillas del río.

martes, 9 de agosto de 2011

Que noche la de anoche 29

Subo al ascensor. Un ascensor viejísimo viejísimo. Aprieto el botón. El ascensor sube, sube, sube... Llegando al sexto, se para de repente, pero no llego a abrir la puerta, y el ascensor ya esta bajando... No, no bajando: cayendo!
No escucho en crash, porque me despierto antes del suelo.

domingo, 7 de agosto de 2011

Mujer fatal!

¿te acordás del recien descasado?
Bueno, no era taaan descasado después de todo. Pero, como siempre, después de todo es demasiado tarde... Y se vino el bardo. Anduve mal. MUY mal. Pero es cierto que me la mandé de lo lindo, repetidas veces... Para, para Yo? No, no NOS LA MANDAMOS DE LO LINDO, REPETIDAS VECES!
Porque el plural en este caso es importantísimo, porque después de todo, hay cosas que solamente se hacen de a dos, y se toman las desiciones de a dos, sino es un crimen.
Y bueno, algo de criminal, debo tener... Por eso el título...
Parece que yo hago cosas, como ofrecer mates y escuchar al otro porque... "fue eso seguro para llevarme a la cama"
Se ve que lo obnubilé con mi actuar, y a él no le quedó poder alguno de decisión sobre todo lo que pasó... Bueno.

I`m a baaaad girl, Nicholas, really bad