miércoles, 10 de julio de 2013

Que noche la de anoche!

Estoy embarazada. La panza, enorme, hace que la piel se estire y se sienta tirante en los costados, en las costillas. Está por llegar el bebé y vamos a Cipolletti a que salga. Mi chico cerámica quiere que lo tenga allí, con un médico que él conoce. Es alguien de confianza.
Llegamos, luego del koko al hospital. El lugar está muy bien, el médico es amable y ya me conoce. Las enfermeras no se meten. Puedo estar con mi hombre sola, en la habitación.
Estamos esperando, pero si bien la panza es molesta, las contracciones no llegan. Y entonces, me doy cuenta: no puede ser. Yo nunca me hice mas que el evatest, nunca fui a confirmar el embarazo.
No le digo a Chico cerámica. Pero ya siento como la panza, decrece. No lo puedo permitir. Él quiere un hijo, mío y de él. Así que empiezo a besarlo. Estoy sobre él, tirados en la cama, besándonos. La panza decrece, pero no importa. Porque nos besamos. Porque me despierta el orgasmo.

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