La vida es nuevamente generosa conmigo. No deja de serlo.
El amor, mio, de mi chico cerámica, el de los dos, nos sostiene en una nube. Una nube bastante alta.
Un alrededor lleno de alegría y de placer.
Y los placeres de la vida, son los que nos damos a diario.
El placer de un vino con la cena.
De cocinar la cena, o el almuerzo, o lo que sea. Para compartir, y mimar, y cuidar del otro (aunque no del peso del otro...)
De tomar un micro hacia algún destino, mas o menos pensado, para escaparnos del mundo y perdernos en una montaña, o en una ciudad, o en una cama.
Y el placer del sexo, el placer por el placer. El suyo, el mío, el nuestro.
La vida es generosa conmigo. Siempre lo es.
Pero días como hoy, donde extraño su amor, y ansío nuestro pronto viaje, y a la vez, quiero cuidar tanto tanto de él como él de mi... hacen que se note mucho mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario