jueves, 5 de julio de 2012

Que noche la de anoche!

Resulta que voy a Disney. Me tomo un taxi bien amarillo, que me lleva por una ruta laaaarga, al costado del mar. Yo hablo inglés y la gente no me responde, se me queda mirando. "Mi inglés es muy malo..." me disculpo, y me dicen, que no, que al contrario, que hablo muy bien, aunque mi pronunciación es rara. Mas rara por ser latina, me dicen.
En fin, llego a Disney, el taxi me deja en un lugar, una entrada, con una taquilla y una enorme cantidad de lokers. Dejo mi mochila y campera en uno, pero el taxista me recomienda que la lleve. Tiene razón, guardo la billetera en el bolsillo, pago la entrada, me preocupa que tengo pocos dolares, pero bueno, no comeré.
Y entonces, empiezo a caminar. Es un camino ancho que se interna en una ciudad. Y la primer atracción es el delfinario. Son piletones muy antiguos, con aspecto de fuentes. Tienen muchos delfines, y poco lugar. Es feo, sucio, como un estanque de patos en el zoo de bs as. Pero los entrenadores están buenos. Me voy aburrida.
Después camino por la ciudad, es una ciudad como cualquier otra, con autos y colectivos y chicos llendo a la escuela.
Un cartel me indica que hay un lugar donde encontrar tigres de bengala. Buscando ese lugar, pero sin que sea un destino fijo, paseo por la ciudad. Otros parques, uno con aves exóticas, y otro con pequeños felinos, me hacen desviarme.
Una rotonda central tiene carteles que van hacia distintos lados, y unos largos y anchos cables de acero, aéreos, muestran el camino.

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