Abro los ojos. Una araña muy patuda teje una tela translúcida y desordenada sobre mi cama. Me doy vuelta, me acomodo para el otro lado y sigo durmiendo.
Al despertarme me acuerdo de que tengo que buscar el plumero y matar a la araña. Pero no hay tela ni araña ni nada sobre la cama.
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