Un breve recorrido por la web me lleva a enterarme de eso que pasa acá nomás, cruzando la cordillera. No puedo evitar que me resuene el alma cuando veo las luchas que pasan al país vecino, y a su gente que amo profundamente. Quizás porque acá, en la Patagonia, tanta gente que quiero tiene raíces al otro lado de la frontera. Quizás porque amo simplemente este extremo de América, sin que me importen los accidentes geográficos.
La Lucha de l@s estudiantes chilen@s es clara. Ell@s pelean por un derecho que muchas veces, en Argentina, damos tan por sentado que ni siquiera lo pensamos como un derecho. El ir a la facultad, para much@s argentin@s es un mandato familiar, una tradición, un "algo mas que hacer" luego de la educación obligatoria básica.
Pensar nuestra universidad, a la luz de lo que hoy ocurre en Chile, pensarla con su historia y con su actualidad, con sus aciertos y desaciertos, requiere una mirada crítica, difícil. Alejarse del blanco y negro. Nadie duda que la educación pública y gratuita es parte de la cultura de este país. Nació con su mismo sistema educativo, la idea de que sea "para tod@s". Nuestra universidades fueron aranceladas solo durante el terrible periodo de la Dictadura Militar del 76-53.
Lamentablemente, este extremo Sur del continente americano, comparte no solo un idioma, sino también una trágica historia. Y así como nosotros tuvimos nuestros horrores, Chile tuvo a Pinochet. Y dejó la herencia de una educación arancelada, en un país que no tuvo historia de universidades públicas.
Los y las estudiantes de Chile quieren estudiar sin endeudarse. Quieren democracia. Quieren poder participar no solo como ciudadanos de su país, sino ser parte también de las decisiones de gestión de su propia universidad. Acá, en Argentina, los estudiantes siguen cortos de representatividad en muchas universidades. Un tema pendiente, un tema que se arrastra por tradiciones, porque los estudiantes dejan de serlo (o se gradúan, en el mejor de los casos, o dejan de estudiar).
En Chile los y las estudiantes piden democracia. Y no como un concepto abstracto, porque sus propuestas son concretas. Por ejemplo, piden que se garantice el acceso a la educación superior a aquellas personas que cuentan con alguna discapacidad.No vi chic@s en sillas de ruedas en las protestas... Seguro que l@s estudiantes chilen@s también se dieron cuenta de eso. Y quieren cambiarlo. Ell@s quieren incluir, y ser incluid@s. Nosotr@s, como ciudadanos y ciudadanas de Argentina, deberíamos mirar para ese lado y fijarnos si estamos incluyendo a aquel que mas lo necesita.
En una Argentina cuyas universidades públicas tienen cada vez mas reestricciones al ingreso, donde las políticas de igualdad siempre vienen un tramo atrás de lo que hace falta, podemos estar orgullosos de que las becas de estudio aumentan día a día. Much@s, estudiantes de todos los niveles, tenemos becas que nos ayudan a seguir en la carrera, a completar nuestros estudios, a formarnos mas. Esas becas ayudan a que argentinos y argentinas que somos estudiantes podamos dedicarnos a eso: a estudiar. Nuestras becas, son de subsistencia: nos dan dinero para pagar nuestra comida, el alquiler, el colectivo a la facu. Las fotocopias. Los libros.
El Ministerio de Educación chileno, ofrece a l@s estudiantes en lucha un aumento de la cantidad de becas. Becas que se dan por rendimiento académico. Pero las becas, solo pagan los gastos de matrícula y permanencia en la universidad chilena. No le dan subsistencia al estudiante. Seamos honest@s, compatriotas ¿Cuántos de nosotr@s realmente hubiesen podido hacer la carrera en tiempo y forma si tuviesemos que haber salido a trabajar? Los trabajos para estudiantes, de cuatro horas, hoy no existen mas. El medio tiempo laboral es un mito. Y los trabajos en negro no dan días por estudio. Aquel estudiante chileno que tenga una beca, tendrá que encontrar la manera de subsitir, y además, ser excelente en su estudio.
Las becas que ofrece el gobierno chileno, no alcanzan, ni alcanzarán nunca. Porque su sistema de becas no es paliativo, sino que está basado en el mérito académico. Mérito que en Chile comienza desde el secundario. Y en toda latinoamérica, el fenómeno de circuitos diferenciados educativos es una realidad. Diferenciados, porque aquellos que mas tienen van a las escuelas que mas tienen, y de esa manera hay inequidad educativa aunque tengamos plenitud de títulos. No todas las escuelas son iguales, no todas pueden dar la misma calidad de educación a su población. A veces no tienen recursos (no hay luz, por ejemplo, o no hay escuela directamente). A veces no tienen los recursos humanos (en lugares muy alejados donde los profesores calificados, que se formaron en grandes universidades en ciudades centrales no quieren ir a trabajar). A veces, hay de todo, pero la realidad social donde están les propone nuevas dificultades (como las escuelas céntricas de Capital Federal que recibe chic@s en situaciones de riesgo). Los y las estudiantes chilen@s no quieren mas becas al mérito de un circuito diferencial. Lo que quieren es un propedéutico. Que los formen para ingresar a la universidad, cuando ese es su deseo, su opción. Porque sobre todo, lo que hoy se lucha en Chile es un futuro: es poder elegir.
Los y las estudiantes de Chile piden democracia. Piden igualdad. Piden que el gobierno reparta sus bienes de forma justa. Porque saben que lo equivalente, no es lo igual. Porque no quieren ser iguales a nadie. Porque ellos, desde su lucha, saben que hay otra forma. Porque esa generación chilena, es@s jóvenes que están acá nomás con sus banderas pintadas, son hijos de una democracia que, como en toda latinoamérica, quiere crecer.
VICTORIA ZANÓN.
http://latejaentoma.wordpress.com/
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http://es.wikipedia.org/wiki/Movilizaci%C3%B3n_estudiantil_en_Chile_de_2011
http://www.mineduc.cl/index2.php?id_portal=4&id_seccion=78&id_contenido=15372
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