Chico Muy Alto (CMA)- ... ¿y aparte de la fiesta? ¿algún "extra" de feliz cumpleaños?
vico - ¿extra???
CMA - Si... algo especial...
vico - Ah, si... hubo un "extra". Pero que se yo... no se si fue muy buena opción
CMA - ¿como?
vico - Y si, fue un extra poco alegre, poco logrado...
CMA - Lamento oír eso. Que garrón.
vico - Y bueno, pasa... quien no arriesga no gana
CMA - jajajaja. Es cierto.
vico - Y además, no es tan malo. Miralo así: ¡Gané un amigo!
CMA - jajajajjaja. Me encantó.
vico - El lado coca-cola de la vida, que le dicen.
Blog onírico cotidiano, sobre el onírico cotidiano, desde la Patagonia ya sin ceniza.
miércoles, 23 de febrero de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
Alimentando la Libido
Porque cuando aparece en Mad Men trastorna la vida hogareña...
Adam Kaufman, señores, al ritmo de bossa + lavadora.
http://www.youtube.com/watch?v=nH8084fhcMc
Hacele clic!
Adam Kaufman, señores, al ritmo de bossa + lavadora.
http://www.youtube.com/watch?v=nH8084fhcMc
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jueves, 17 de febrero de 2011
martes, 15 de febrero de 2011
Soire
C. termino de darme lo que me debía.
Me dolía la panza.
Al volver, encuentro un pequeño sapito en el camino.
La luna, casi llena.
La vida es mas bella.
Y encuentro rastros de sangre en el pasillo.
C'est la vie!
Me dolía la panza.
Al volver, encuentro un pequeño sapito en el camino.
La luna, casi llena.
La vida es mas bella.
Y encuentro rastros de sangre en el pasillo.
C'est la vie!
Los ganchos y el calor.
Cuando te marcan un gancho, pueden pasar dos cosas si es que anda bien:
Un gancho donde quedan las caderas paralelas, casi costilla con costilla, una debe subir la pierna con fuerza, desde el muslo (no desde la pantorrilla). En realidad, desde el glúteo. Así tratar de llegar lejos con ese pié, no sentarse en la rodilla del compañero, sino tratar de alzarlo. Todo tu cuerpo sube, pero tu compañero te amarra al piso, frena tu muslo con el suyo, y vos quedas, derechita, con la pierna y la cola pegadas a la pierna de él, con la pierna muy muy cerca de su entrepierna. Solo un instante, menos de un segundo, pero pasa eso.
Otra cosa es un gancho donde enlaces la pierna: en lugar de levantarla hacia atrás, la giras hacia adentro... Para que eso pase, el compañero te tiene que frenar en el momento preciso, ir hacia vos, pegarte contra su pecho y generar un leve rebote. En ese rebote, tu pierna rodea la del compañero, esta vez, la cara interna del muslo apretada contra el muslo de él. Tu pecho apretado contra el pecho de él. Desde el pecho, hasta la cadera, pegados. Cuando pasa eso... da calor.
Un gancho donde quedan las caderas paralelas, casi costilla con costilla, una debe subir la pierna con fuerza, desde el muslo (no desde la pantorrilla). En realidad, desde el glúteo. Así tratar de llegar lejos con ese pié, no sentarse en la rodilla del compañero, sino tratar de alzarlo. Todo tu cuerpo sube, pero tu compañero te amarra al piso, frena tu muslo con el suyo, y vos quedas, derechita, con la pierna y la cola pegadas a la pierna de él, con la pierna muy muy cerca de su entrepierna. Solo un instante, menos de un segundo, pero pasa eso.
Otra cosa es un gancho donde enlaces la pierna: en lugar de levantarla hacia atrás, la giras hacia adentro... Para que eso pase, el compañero te tiene que frenar en el momento preciso, ir hacia vos, pegarte contra su pecho y generar un leve rebote. En ese rebote, tu pierna rodea la del compañero, esta vez, la cara interna del muslo apretada contra el muslo de él. Tu pecho apretado contra el pecho de él. Desde el pecho, hasta la cadera, pegados. Cuando pasa eso... da calor.
viernes, 11 de febrero de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
este blog.
a veces creo que el blog es para desahogarme, escribir sueños y que otros se enteren de lo que sueño y de lo que me ahoga.
a veces me parece un mensaje encubierto.
Y siempre me convenzo de que sobre todo, me hace bien.
a veces me parece un mensaje encubierto.
Y siempre me convenzo de que sobre todo, me hace bien.
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y pese al tango
Sigo pensando, sigo entrando, sigo pensando, sigo penando, sigo...
Que cosa difícil mantener la distancia. Que cosa difícil no hablar. Que cosa difícil hacer de cuenta que ya no espero la serenata.
Que cosa difícil mantener la distancia. Que cosa difícil no hablar. Que cosa difícil hacer de cuenta que ya no espero la serenata.
martes, 8 de febrero de 2011
Tango
No puedo evitar mirarlo. No está mal que lo mire, pero quizás no debería mirarlo tanto, o no debería mirarlo así. Pasa que no puedo evitarlo. Mirar como se aleja, los hombros bien torneados, la cintura estrecha... y esa cola que dan ganas de palmear y morder al mismo tiempo, clavadas las uñas en los glúteos.
Y cuando se acerca. Ahí es jodido, porque se nota, se recontra nota, que miro donde no debo mirar: sus pectorales marcados en la remera, que esta ajustada lo indispensable para intuir un vientre plano, los huesos en las caderas asomando, la comba del vientre que baja, se mete en el pantalón, y entonces, Dios mio, tiene un joggin, esos pantalones que te dejan adivinar demasiado. Y adivino bien, como para agitarme el resto de la noche.
Pero lo peor, lo peor, es que se acerca, te sonríe de esa forma que algunos hombres tienen, que te da ganas de desabrocharte el corpiño (y el resto que tengas abrochado). Y después de la sonrisa, sus manos sobre mi cuerpo, enormes, calientes, esas que queres que te desabrochen. Y me abraza. Sus brazos alrededor mío y yo aprovecho, acaricio su espalda, sus omóplatos, la columna vertebral hundida entre los músculos dorsales. Y mientras siento su aliento sobre mi cuello, el perfume a pino (Juraría que es el Colbert) me envuelve, me droga, me hace sentir algo muy lejano, me vuelve una niña en verano, cierto edipo quizás, pero no. Porque sé que ahora lo aprieto contra mí, apenas un poco mas de lo necesario. Mi pecho sobre su pecho como una roca, firme, pero suave donde puedo dejar todo mi peso. Donde podría, porque no lo hago, no me apoyo, no me dejo caer como quisiera, sobre sus hombros, entre los pinos.
Envuelta en el perfume, en su calor, ahí no me importa nada. Ni como lo miré antes, ni si nos miran ahora. Porque sé que entre sus brazos, hay miles de posibilidades. Porque quiero estar atenta a todo lo que me diga su cuerpo. Porque puede pasar cualquier cosa, en esos cinco minutos que tengo, antes de que se desarme el abrazo y se disipe la magia.
Y cuando se acerca. Ahí es jodido, porque se nota, se recontra nota, que miro donde no debo mirar: sus pectorales marcados en la remera, que esta ajustada lo indispensable para intuir un vientre plano, los huesos en las caderas asomando, la comba del vientre que baja, se mete en el pantalón, y entonces, Dios mio, tiene un joggin, esos pantalones que te dejan adivinar demasiado. Y adivino bien, como para agitarme el resto de la noche.
Pero lo peor, lo peor, es que se acerca, te sonríe de esa forma que algunos hombres tienen, que te da ganas de desabrocharte el corpiño (y el resto que tengas abrochado). Y después de la sonrisa, sus manos sobre mi cuerpo, enormes, calientes, esas que queres que te desabrochen. Y me abraza. Sus brazos alrededor mío y yo aprovecho, acaricio su espalda, sus omóplatos, la columna vertebral hundida entre los músculos dorsales. Y mientras siento su aliento sobre mi cuello, el perfume a pino (Juraría que es el Colbert) me envuelve, me droga, me hace sentir algo muy lejano, me vuelve una niña en verano, cierto edipo quizás, pero no. Porque sé que ahora lo aprieto contra mí, apenas un poco mas de lo necesario. Mi pecho sobre su pecho como una roca, firme, pero suave donde puedo dejar todo mi peso. Donde podría, porque no lo hago, no me apoyo, no me dejo caer como quisiera, sobre sus hombros, entre los pinos.
Envuelta en el perfume, en su calor, ahí no me importa nada. Ni como lo miré antes, ni si nos miran ahora. Porque sé que entre sus brazos, hay miles de posibilidades. Porque quiero estar atenta a todo lo que me diga su cuerpo. Porque puede pasar cualquier cosa, en esos cinco minutos que tengo, antes de que se desarme el abrazo y se disipe la magia.
Es Oficial
Un día de estos, cuando me vuelva a decir "es un placer, estás tan relajada", le voy a decir:
"No estoy relajada, sos vos que me dejás hecha un flan."
"No estoy relajada, sos vos que me dejás hecha un flan."
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jueves, 3 de febrero de 2011
Se ve que tengo desde hace unos dias el subconciente desacatado. Mis sueños son monotemáticos. Y me cuesta dormirme. Ansiedad, quizas... muchas cosas en la cabeza, quizas... Que me cueste apagar el cerebro a la noche no es raro, por mas que el cuerpo me pida cama y mas cama.
Pero en cuanto me duermo....
(ya te voy a contar)
Pero en cuanto me duermo....
(ya te voy a contar)
miércoles, 2 de febrero de 2011
Que noche la de Anoche 23
Estábamos en la reunión. Porque si bien la convivencia tanguera era un lujo, y los departamentos estaban muy bien, y todos habíamos podido arreglar bien la mudanza, ahora, había que usar los espacios comunes. Y ahí estábamos, unos cuantos tangueros (la señora rubia, un amigo, otra amiga, mi ex novio C) discutiendo sobre cosas como "si corremos las mesas así, tenemos la pista para bailar" "y si armamos el escenario allá, el sonido hay que ponerlo acá". Discusiones re importantes porque ocurría la organización de la primer milonga para esa nueva comunidad. C, también estaba, poco a poco se va disolviendo la importancia o la atención de la charla, con sabor a cuestiones resueltas. Conversaciones personales empiezan a asomar, aquí y allá, en parejas. Los chicos interrogan a C, y yo llego a escuchar que está bien, que esta contento, que esta enamorado, que la vida sigue, que es feliz, que ya no duele, que hay otra.
Y yo, empiezo a llorar. A llorar, me voy corriendo de nuestro SUM, ese que es tan lindo, justo, justo para lo que los tangueros lo necesitamos. Salgo del complejo de departamentos. Dejo atrás ese edificio de paredes amarillas y sol, y corro a la calle, a la vereda gris, paredes grises y el peor llanto, el que te dobla en dos, el que te llena de dolor y mas dolor y mas dolor. Pienso a los gritos ¿cómo podes hacer algo así? ¿decir sin pensar lo que duele? ¿como podes hacer algo así?.
Y el llanto es tan tan fuerte, que me despierta.
Y yo, empiezo a llorar. A llorar, me voy corriendo de nuestro SUM, ese que es tan lindo, justo, justo para lo que los tangueros lo necesitamos. Salgo del complejo de departamentos. Dejo atrás ese edificio de paredes amarillas y sol, y corro a la calle, a la vereda gris, paredes grises y el peor llanto, el que te dobla en dos, el que te llena de dolor y mas dolor y mas dolor. Pienso a los gritos ¿cómo podes hacer algo así? ¿decir sin pensar lo que duele? ¿como podes hacer algo así?.
Y el llanto es tan tan fuerte, que me despierta.
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martes, 1 de febrero de 2011
Café en Neuquén
"Para que te voy a mentir", me dice, y yo se que es lo único que puede hacer para suavizar las palabras que le siguen. Porque es así, esas palabras son el preludio, o la acotación final, a aquellas que nos van a poner al tanto de los pocos escrúpulos morales de aquel que, en este momento, nos esta pagando un café. Una coca, en realidad.
"Para que te voy a mentir, yo ahora estoy viviendo con una mujer. Tengo un hijo con ella, pero también ella tiene otros dos que no son míos. Pasa que nunca me llevé bien con ella, sino, no estaría acá, con vos"
"Claro", le contesto, mientras pienso que es un hijo de puta. Un hijo de puta de ojos verdes, pero hijo de puta al fin.
"Es que ella es una mujer muy independiente. Siempre fue de manejarse sola. Siempre tuvo su trabajo, su casa, sus amigas... "
"Ah, re bien", le contesto, mientras pienso que es un machista asqueroso que preferiría que su mujer se dedique a esperarlo con la comidita lista y la tanga ya baja.
"No, bueno. Pasa que yo tengo un carácter difícil, y ella no se amolda. Nunca nos llevamos bien"
Y, como verán, el señor se dedica a invitar jovencitas a tomar café por las tardes, teniendo mujer y tres hijos (dos de facto) en los que pensar. Porque la mujer no se "amolda" a su carácter difícil. Que por cierto, para una mujer independiente, que labura, cría tres hijos y tiene su casa, debe ser bastante difícil soportar semejante pedazo de pelotudo al lado.
Y yo que hice?
Yo le dije: que nunca había convivido con nadie, que no tenia hijos ni compromiso parecido, y que además, yo también era muy independiente. Ah, y que quilombo, no me interesaba.
Pero me arrepiento. No de encontrarme con el tipo, que es un pobre tipito, sino de no decirle en la cara que es semejante forro pelotudo machista. ¿Y sabes por que? Porque hoy me escribió diciendome que me veia hermosa e inteligente.
Soy tan pero tan inteligente, que no le contesté.
Ah, pero estoy re caliente... ese, me va a oir!
"Para que te voy a mentir, yo ahora estoy viviendo con una mujer. Tengo un hijo con ella, pero también ella tiene otros dos que no son míos. Pasa que nunca me llevé bien con ella, sino, no estaría acá, con vos"
"Claro", le contesto, mientras pienso que es un hijo de puta. Un hijo de puta de ojos verdes, pero hijo de puta al fin.
"Es que ella es una mujer muy independiente. Siempre fue de manejarse sola. Siempre tuvo su trabajo, su casa, sus amigas... "
"Ah, re bien", le contesto, mientras pienso que es un machista asqueroso que preferiría que su mujer se dedique a esperarlo con la comidita lista y la tanga ya baja.
"No, bueno. Pasa que yo tengo un carácter difícil, y ella no se amolda. Nunca nos llevamos bien"
Y, como verán, el señor se dedica a invitar jovencitas a tomar café por las tardes, teniendo mujer y tres hijos (dos de facto) en los que pensar. Porque la mujer no se "amolda" a su carácter difícil. Que por cierto, para una mujer independiente, que labura, cría tres hijos y tiene su casa, debe ser bastante difícil soportar semejante pedazo de pelotudo al lado.
Y yo que hice?
Yo le dije: que nunca había convivido con nadie, que no tenia hijos ni compromiso parecido, y que además, yo también era muy independiente. Ah, y que quilombo, no me interesaba.
Pero me arrepiento. No de encontrarme con el tipo, que es un pobre tipito, sino de no decirle en la cara que es semejante forro pelotudo machista. ¿Y sabes por que? Porque hoy me escribió diciendome que me veia hermosa e inteligente.
Soy tan pero tan inteligente, que no le contesté.
Ah, pero estoy re caliente... ese, me va a oir!
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