domingo, 16 de enero de 2011

Mi pedazo de culpa.

Hay veces que necesitas un espejo. Hay veces que necesitas que te lo griten en la cara. Hay veces que lo necesitas con subtítulos. Hay veces que te das cuenta solo...
Y hay veces que meas tan pero tan fuera del tarro... que no hace falta ni que griten, ni que subtitulen, ni te emulen. Simplemente sabés.
Lo feo, es que tengo en claro, perfectamente claro, que hace mucho tiempo que vienen diciéndomelo de todas las formas posibles, mostrándome de todas maneras...
Y que no lo vi hasta ahora.
Mejor tarde que nunca. Aunque sea tarde... que se yo, al menos estamos en enero y tiene sentido decir que, RECONOCER que:

Si. Decir cosas muy hirientes cuando aquella persona que tengo cerca esta vulnerable, en especial cuando se mandó alguna, es algo que me sale muy bien. Muy hondo, muy natural, muy fuerte, y sin piedad alguna. Le digo lo que sé que va a cortar en ese momento. Que va a cortar duro.
Y si, sé que no soy, para nada, la primera en notarlo. Mas bien, estoy cerca de ser la ultima.

El deseo personal, para este año, es tratar mas suavemente a quienes se me acercan. Sin cortes en los momentos en los que se exponen. O sea: dejar de ser una perra hiriente. No es excusa que me duela algo que hicieron.

Y si preguntás como me di cuenta... me di cuenta porque vinieron a cachetearme el orgullo, y reaccione como si no hubiese un mañana... No quiero ser una malvada sin corazón solo por un poco de ego herido.
Y tampoco, por otras heridas. De hecho, estoy determinada a dejar de lado ese aspecto horrible que tomo en cualquier discusión.

Tarde?

No se, no se...

Curioso, porque, después de sentirme un par de días como una idiota por haber reaccionado así, también me doy cuenta de lo mucho que me duele hacer esas cosas. Ahora no, porque en el fondo, no importa. Solo fue una reacción estúpida... Pero no es la primera vez. Y me trae mucho dolor personal ese tipo de actitudes mías. Debería volver a autoeducarme emocionalmente, porque hago una expresión muy muy incorrecta de lo que siento, echando sobre la otra persona todo el fardo. Y así, solo me victimizo, a la vez que genero un horror de culpa por todos lados.
Y no soy tan idiota como para ser feliz de esta forma masoquista. Vamos a cambiarlo.

Es genial esto de cambiar por mi.

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