Lo malo es que, teniendo en este momento, la autoestima relacional por el subsuelo (con melodramas nocturnos de "BUAAAAAA Me siento sola, no tengo amigos, y ya que estamos, estoy gorda y tengo el pelo horrible"), sumando que, pese a que me pongo encantadora, solo se me acercan hombre ebrios o indeseables (uy, queria escribir sobre eso el otro día), se me pone el corazoncito blandito ante cualquier acto de nobleza y/o caballerosidad.
Manitos de manteca, me decìa mi madre de chica, si se me caia algo... (no podia dejar de pensar en mis manos como medialunas, inùtiles para la sujeción, aunque tiernas y suaves) .
Pechito de manteca, me digo yo (me reto, pero se me escapa ese suspiro sonso, irracional, coqueto a destiempo, cuando pienso en ese minimo gesto de nobleza/caballerosidad).
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