lunes, 26 de agosto de 2013

Que noche la de anoche!

Cuidado con lo que deseas, sería la moraleja.
Porque recuerdo, que quise soñar con él, de nuevo. Soñar de que estábamos bien, como que nada había pasado.
Y se me ¿cumplió?

Nos encontrábamos en un camping. La carpa armada, sobre suelo plano, al lado de las parrillas. Hacemos fuego, y por alguna razón, en lugar de usar la parrilla, lo hacemos sobre el suelo, poniendo debajo un vidrio.
Con nosotros está una amiga, que se queda una noche, de paso.
Eso genera cierta tensión, una incomodidad entre Chico Cerámica y yo. Pero no llega a ser pelea, o reproche. Lo que sí, de repente, estamos en una casa, con pasillo largo. Fría.
Parece una casa de abuela.
Algo nos pasaba, seguía esa sensación incómoda, aunque la verdad es que no se la podría achacar a nada. Supuestamente estábamos de viaje, pasándola bien...
En esa casa, entro al baño. Me duele atrozmente la mejilla derecha. Un dolor en la piel, hasta los huesos. Me miro al espejo, y tengo un enorme grano que me ocupa todo el cachete. Horror. Lo aprieto, está todo blando y blanco. Aprieto un poco mas y se arman dos pequeños puntitos rojos. Busco algo para pincharlo. Y encuentro un palillo en el botiquín. Lo miro. Está sucio. Mejor no.
Aprieto un poco mas, y uno de los puntitos rojos se ensancha, se alarga, la piel arma un túnel en mi cara. Y De ese tunel sale, sanguinolento, una primer capa de pus, algo dura. Luego de eso, sin sangre, sale mas pus, amarillo, mantecoso, espeso. Y luego, sangre de nuevo.
Despierto, claro, con asco y tocándome la cara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que la locura, no sea el camino del desamor...


Besos Vico