Hace cosa de un mes y pico mi abuela Blanca se murió. Y digo así: se murió. No me gustan las palabras "falleció" ni "feneció" y menos que menos esas absurdidades de "pasó al otro lado" o "se fue de gira". No me gustan, porque suavizan. Y no creo que nadie tenga derecho a suavizar ni una pizca el dolor tan definitivo de que alguien querido se muera.
Así que cuando se murió mi abuela, que es cierto, no andaba nada bien, y era esperable una muerte como esta en cualquier momento, me enteré de que se murió y me puse muy triste.
Agravado quizás por no poder estar con mi familia, me pasé un par de días en plan bajón: tirada en la cama, viendo tele, pensando en nada y si pensaba... recordaba la infancia. Mi abuela Blanca me crió durante mi infancia, bastante. "La luz de mis ojos", "mi nietita favorita" (era la única nietA, así que era fácil) yo me crié amparada bajo su vozarrón y su energía, patinando con sus patines de felpa en el parquet encerado, jugando con la loza fina.
La casa de mi abuela muchas veces fue un gran misterio, un lugar donde buscar puertas secretas, donde volar. La cama de mi abuela era mi reino, siempre tendida, impoluta, con su colcha celeste matelaseada, sobre la cual yo podìa jugar con la muñeca fina que había sido de mi madre.
La vereda con la entrada de mármol negro, siempre oliendo a pis de gato y lavandina. Mi abuela me veía subir por las veredas rotas con mi triciclo. Odiaba a los gatos, que le meaban la entrada, que le contagiaron sarna de niña.
Y yo amo a mi abuela. La aprendí a amar, a conocer sus facetas oscuras, de esas que no se muestran a sus nietos, de esos que cuentan las madres. Su juventud de arrabalera, su matrimonio quizás algo triste y después... su olvido continuado, su preguntar diezmilveces lo mismo, su insistir en preguntar por otras personas, el olvidar a su nieta y reemplazarla por el rostro juvenil de una amiga...
y finalmente, ya no me recordaba ni a mi ni a nadie... y deje de ir a verla... y pasaron años quizás... y se murió, finalmente era una vieja jodida, las viejas jodidas tardan en eso de morirse... te juro que cuando sea (muy) grande, voy a ser una vieja jodida.
1 comentario:
No voy a hacer la chantada del lo siento mucho, que lo siento pero menos que vos seguramente o es por vos, que no te conozco, pero me pegó bien pegado esto sobre tu abuela.
Tá bueno.
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