

Ya hace tanto que no tengo internet que me acostumbré a no usarla en mi casa. Y para llenar tanto tiempo libre, terminé haciendo otras cosas: duermo la siesta, hago yoga, tango, salsa y voy al gimnasio, cocino galletitas los domingos, hago la cama, ingiero cuatro comidas diarias ordenadamente.
Ahora que tengo internet... todo puede cambiar.
¿todo? No! hay costumbres que resisten a pesar de la red:
la merienda y la siesta son de las que permanecen.
Lástima que ahora llego tarde a todos los talleres!!!
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